Datos personales

Soy Licenciada en RRHH y después de muchos años volví a la soltería. No creo en nada pero ¿Qué hacés si una numeróloga te dice que vas e encontrar al amor siguiendo un número exacto? ¿Matás a la amiga que te la recomendó o empezas a prestar atención? De eso se trata.

lunes, 20 de junio de 2011

Qué fantástica esta fiesta......

Estaba lista. Nerviosa.  La casa preparada para el descontrol. Miles de pensamientos me atormentaban y se sucedían unos tras otros en la cabeza.  Los detalles eran la clave del éxito (el limón, el rolito, la música, las velas).
La consigna era venir con sombrero. Había invitado a todos mis amigos y amigas.  A todos les dije que podían venir con quiénes quisieran.  A ellos, les dije a todos.  Le dije a la Bestia y a todo el grupo del trabajo.  Después de esa salida genial, no me animé con la bestia.  No me animé a pudrir las cosas en el trabajo.  Ya había tenido una experiencia así y tengo bien en claro que la experiencia no termina por ser buena.
Luli y Cata vinieron antes.  El resto de los amigos íntimos también. Cenamos y charlamos, empezamos a beber y a prepararnos para el cachengue.
Esa fiesta era importante.  Ese cumpleaños significaba mucho más que una simple fiesta.  Era mi primer cumpleaños luego de la separación, la primera fiesta sola, la primera organización sola.  Tenía que salir bien.
Las confirmaciones habían sido erráticas. Algunos mails que decían "voy".  Otros que ni siquiera lo contestaron.
El timbre empezó a sonar y no paró de sonar en toda la noche.  La gente empezó a venir, muchos con alcohol en mano y divertidos con sus sombreros.  Yo estaba ansiosa con mi minifalda y mi chambergo puesto.  "Tonight´s gonna a be a good night" pensaba mientras el mismo tema sonaba en el ipod a todo volumen.
Todo mi stress de anfitriona desapareció. Me relajé ante la idea de "casa tomada" y dejé que cada cual explorara los recovemos de la casa.  La gente se organizó para convertir palos de amasar en morteros y hacer exquisitas caipiroskas, también daikiris y otros tragos.  Mi cocina era la barra, el living era la pista y mientras, yo, hablaba con uno, con otro y con el de más allá. Eran varios y todos ahi.
-Se te van a chocar los trenes nena!- me dijo Luli por lo bajo.
-Me chupa un hue - le dije mientras me reía. Y la risa no cesó en toda la noche.
Y de pronto llegó él. Sólo. Con una botella de vodka en la mano. El chino. El famoso. El de alcoyana-alcoyana/capri-capri.
Con una camisa cuadriculada estaba más lindo de lo que lo recordaba.  Y me habló algo, de la manera que pudo, en algunos instantes.  Yo estaba rodeada, tratando de prestarle atención a todos y por supuesto no le presté atención a nada.  Y bailé con uno y con otro y fui el centro de la noche.
La fiesta fue un éxito, 50 personas al mismo tiempo bailando en el living. Todos hablando con todos.
El chino me robó el sombrero.
-Prestámelo por un rato-me dijo.
-Te lo presto- le dije.
Cuando se estaba yendo, advertí que se llevaba mi sombrero.
-El sombrero-le dije ya cansada y un poco tomada.
-Ah, cierto, el sombrero- me dijo.
Se lo sacó y lo dejó en la silla de la habitación.
-En realidad me lo quería llevar, era la excusa para volver a traerlo- me dijo.
-Lástima, tendrás que buscar otra, el sombrero me lo quedo yo- le contesté casi arrepintiendome sobre el final.
-Parece que sí- dijo. Vamos a ver si la encuentro.
Me pareció un pésimo comentario y quedé herida en mi orgullo.  Pero me gustó. Mucho.
-Chau Vicky, muy buena la fiesta- me dijo. Y me deslizó un beso en el cachete.
Sobre el final se quedaron mis amigos los músicos, zapando en la cocina.  Los eché a patadas a todos a las 8 de la mañana.
Me fui a dormir cansada, mirando el desastre en el que se había convertido mi casa.  No me importó. Me saqué la pollera, me lavé los dientes y me deslicé entre las sábanas frescas con un leve dolor de cabeza martillándome el cráneo.
-Salió bien Vicky- pensé para mis adentros.- Esto estuvo muy bien.
Y sentí que a pesar de la adversidad y la bronca y la desilusión, se puede volver a asfaltar el camino y andarlo.  Y eso no es poca cosa.
-Qué buena que estuvo la fiesta- me decía la gente luego de verme y en comentarios por mail.
Puede ser que a todos les haya parecido una "buena" fiesta.  Para mí fue sencillamente "fantástica".

martes, 14 de junio de 2011

Preparativos

Después de pasar un tiempo sintiendo que el pasto claramente era más verde en la casa del vecino, empezó a moverse el avispero.
Amiga en común quiere organizar evento para que me reencuentre con el "Chino". Ese que una vez vi por la calle con una amiga y él preguntó por mí y yo pregunté por él. Alcoyana Alcoyana Capri Capri.  
Por mi parte en breve cumplo años y quiero organizar una fiesta.  Ahí, invitaré a todos.  A todos esos que pulularon por los capítulos de este blog. Sí a todos. Y no me importa nada, "choque de trenes", "juntada de ganado". 
Invito a todos, incluso al Chino. Observaré borracha la performance de cada uno y me quedaré con el más apto (le miraré la dentadura y el cutis y observaré quién es genéticamente más resistente y sano para procrear). Mentira.  Los observaré escondida detrás de mi personaje de "cumpleañera" y disfrutaré a los que vayan, sabiendo que lo hicieron por mí.  Eso espero, bueno, creo, más vale. Sino, me retiro y me voy a cocinar con la Hermana Bernarda. 
Empiezo por la lista de bebidas (alcohólicas, las gaseosas ya se saben):
- Fernet
-Vodka
-Gin
-Ron
-Campari
-Vino
-Cerveza
-Whisky
-Cashaza (o como se escriba)
Ahí va bien. La otra lista la pienso mañana.

Encuentro twittero (ahora desde la perspectiva masculina)

El de remera negra le escribió a Luli para hacerle una devolución del encuentro. Desde que se encontró con él ese día quedó callada, desde que leyó lo que les voy a compartir casi no pronunció palabra. No tiene nada para decir, desde ese día, ya no dice nada. 

Perspectiva masculina

Pensé que podía pasar, desestimé la idea por descabellada. Durante semanas nos leímos, nos hablamos, nos gustamos. 
Las cosas siempre estuvieron dotadas de un aire fantasioso, el cual me protegía (sólo a mi, lo reconozco), relegando la situación exclusivamente al plano virtual. Plano que, por momentos, osaba competir con el mundo real y le hacía fuerza. Tanta que, les cuento, quise salir corriendo por un tirante cual rata para no pensar en los por que. Pero mi naturaleza no es la del roedor sino felina y, como el gato, soy muy curioso. Se conoce el triste final del bigotudo y no lo voy a repetir porque se me pone la piel de gallina.
Tan animalada viene la historia como ocurrió, porque con el pasar de las charlas, éstas perdieron el eje intelectual y encontraron mucho más. Los días se sucedían unos tras otros, con muchas cosas que cambiaban a ritmos vertiginosos y una que no mostraba alteración alguna. Luli se fue apoderando de gran parte de mis pensamientos, y aún no la conocía. 
Muchas veces nos revelábamos las ganas de vernos, también nos poníamos excusas uno al otro. En realidad, no creí que sucedería. 
Sucedió, y fue así.
Era tarde ya, día largo en el trabajo, de esos donde el trabajo abunda y las ganas escasean. El ánimo se coló por una grieta en la sonrisa y quedó derramado en el piso para que los clientes presurosos lo pisotearan hasta el cansancio. Varias veces había imaginado que vendría a verme, aunque sea solo a saludar, a decirme: "Hola, cómo estás?. 
Ese día también lo imaginé, pero ya se desdibujaba la idea. Y de repente, sentí la fuerza de una mirada esquiva que insistentemente se posaba en mi. Cauto, escudriñé la situación todavía con la mirada baja y perdida. Dí paso a un compañero y analicé desde lejos lo que estaba ocurriendo, fue entonces cuando la vi. 
No necesité más que verla, y aún antes, ya me sentía arrastrado hacia ella. Como un marinero por el canto de las sirenas, que aún sabiendo que ocultan un gran peligro, no puede resistirse a sus encantos. Ya a la deriva en medio del remolino que generaba a su alrededor, me dirigí a su encuentro haciendo uso de todos mis recursos para gustarle.  Ella en eso me llevaba la delantera, me tenía obnubilado desde que entró. 
Tras un guiño de ojo, mi compañero me cedió el paso comprendiendo la determinación en mi rostro. 
- Hola, como están? Las puedo ayudar en algo? - fueron mis primeras palabras.
- Hola - repitieron ellas en coro.
- Una cartera - dijo su amiga.
- Si, una cartera - repitió Luli-
Su amiga se alejó, mirando disimuladamente. Y entonces comenzó una escena que se sigue repitiendo incansablemente en mi cabeza. Ella, yo, nada más. Tan simple como eso, nada más. En cuanto nos vimos, entendimos, no hay nada para decir. 
Yo no pude decirle cómo saltaba en mi pecho el corazón, como se derretían mis manos por tocarla; como mi boca se negaba a decir las sandeces que mi razón obligaba, sabiendo que estaba para cosas mucho más importantes. Pero no pude, una lástima. Así como no pude borrar el recuerdo, lastima. 
Poco supe como actuar, pero tenía que hacerlo. Menos sabré lidiar con las consecuencias que generó en mi el encuentro, pero tendré que hacerlo.

martes, 7 de junio de 2011

Encuentro twittero

Luli se decidió a ir a verlo y por supuesto yo la acompañé.
Manejamos hasta el local ubicado en una conocida avenida de la Ciudad de Buenos Aires. No quedaba cerca.
Mientras íbamos en el auto Luli estaba bastante risueña hablando de cualquier cosa. Seguía contenta mientras estacionábamos y nos bajábamos. Empezamos a caminar en dirección al local y ahí empezó a freakear.
-No sé si me animo- me dijo.
-¿Me estás jodiendo?- le dije indignada. ¿Viajamos hasta acá y me decís que no querés entrar?
-Si quiero entrar pero no sé si me animo.
-¿El sabe que venías?-le pregunté para ampliar información.
-No, ni se lo imagina. Le dije que tenía ganas pero nunca le dije cuándo ni cómo.
-¿Pensás que le va a caer mal que vengas de sorpresa?- indagué.
-No, creo que le va a gustar.
Pasamos por la puerta y pispeamos adentro del local. En verdad pispeé yo porque Luli miró y dio vuelta rápido la cara.
-Es él-me dijo rápido y por lo bajo.- El de la remera negra.
-Es bastante lindo- le dije.
-¿Si? Te juro que ni lo vi.
-Bueno, te confirmo. Es lindo. ¿Y pensás que te va a reconocer?-pregunté.
-Si, vio fotos, estoy segura que me va a reconocer.
-¡Qué lástima!- le dije.- Hubiera estado genial entrar de incógnito y que él no supiera.
-Bueno, entremos- me dijo. ¿Estoy bien?
-Si, estás divina.
Entramos al local. Yo con mi excusa de buscar una cartera me fui para el fondo.  Luli me siguió con la cabeza gacha.
El nos miró y no dejó de mirar a Luli en todo el camino que hizo hasta el final del negocio.
De pronto apareció y nos preguntó si necesitábamos algo y si nos podía ayudar.
-Una cartera- dije.
-Si, una cartera- repitió Luli.
No recuerdo muy bien lo que pasó, no escuché demasiado. Quise dejarlos solos porque entendí que ese momento era de ellos.
Los observé de lejos. Se reían, ella estaba colorada. El la miraba sin poder creer que fuera ella, que estuviera ahí y que además fuera más linda de lo que había creído. Sin poder creer poder verla al fin en movimiento, riéndose, riéndose de lo que él le decía, como tantas veces había imaginado cuando hablaban por teléfono.
Si hubiera tenido que ponerle guión a ese encuentro hubiera dicho lo siguiente:
El: Me encanta que estés acá, no puedo creer ver cómo se mueve tu boca cuando hablás, conocer cómo parpadean tus ojos, como son tus dientes y los gestos que hacés con las manos cuando estás nerviosa.
Ella: Si, estoy nerviosa, muy nerviosa. Me siento una nena de quince años hablando con el chico que le gusta. Esto es muy raro para mí.
El: Para mí también pero me encanta que hayas venido. Pensé muchas veces en cómo sería este momento pero no lograba imaginar qué ocurriría con exactitud. Ahora sé que no hubiera podido ser nada distinto de lo que es ahora.
Ella: Ahora que te conozco me gustás más todavía. Ahora que te conozco más lamento que tengas novia.
El: Ahora que te conozco lamento tener novia. Ahora que te conozco no sé si voy a poder dormir las noches subsiguientes o concentrarme en las cosas que tenga que hacer.  Ahora que te conozco no sé si vas a salirte de mis sueños cuando yo quiera.  Ahora que te conozco no sé si voy a poder dejar de escribir sobre vos.
Ella: Sos más lindo aún de lo que había imaginado.
El: Vos también. Sos muy linda.
Ella: Me tengo que ir.
El: Ojalá no fuera así.
Ella: Pero lo es.  Volveremos a nuestra vida en twitter. Este instante de vida real se termina acá y probablemente no se repita.  A menos que vos quieras, pero entiendo que no podés.
El: Es así. Quiero pero no puedo.

Se despidieron. A él le quedó su olor en el cuello. Su dulzura y acidez pegadas a la piel.
La hora que le quedó hasta el cierre del local le pareció una eternidad.  Imaginó que salía y ella lo estaba esperando, y le decía que fueran a tomar algo por ahí. Imaginó mil cosas de ahi en adelante. Un encuentro con velas, vino tinto, charla y cigarrillos.

No sé más detalles de esa conversación.  No pregunté mucho. Luli volvió callada en el auto.
-¿Y?- ¿Qué tenés para decir?- le pregunté.
-Que es divino. Es divino. Nada más, es divino. Y que aunque tenga novia, me encantó conocerlo.
-Si, tenés razón. Es divino.  Una lástima.
Seguimos en silencio el resto del camino, imaginando cada una todas esas vidas que jamás viviremos.

miércoles, 1 de junio de 2011

Amor en Twitter

Estas cosas empiezan de forma rara. Entre los cientos de personas que uno sigue en Twitter, por algún motivo hay algunos que te llaman la atención.  En principio pareciera que no hay fines románticos en todo esto y todo se redujera a un mero intercambio de opiniones sobre temas tan insignificantes como divertidos. Sin embargo siempre hay lugar para la fantasía y para ese "curiosear" y descubrir e imaginar lo que hay detrás de esas palabras, de ese avatar que muchas veces es confuso e insinuante.
Así fue que él se interesó en ella.  Así nomás. No le importó nada, ni siquiera le importó el hecho de no conocerla.  Se conformó con hacerle compañía en las noches que ella tenía guardia en el hospital. Siempre tuvo una palabra de consuelo para darle cuando ella comenzaba a penar por algún motivo.  Ella se dejó mimar y se sintió acompañada por él en esas noches en donde todo parecía convertirse en una pesadilla.  El siempre estuvo ahí en la pantalla, detrás de esas letras que sólo expresaban palabras de amor y deseos profundos de conocerla.  Ella se reía, le encantaba, pero no se animaba.
 En alguna habitación de las muchas casas o edificios del barrio de Boedo él soñaba con que ella aceptara su invitación a tomar un café. Soñaba con verle los ojos. Con olerla. Soñaba con poder al fin conocer el color y textura de su pelo. Soñaba con las muecas de su boca y la destreza de sus manos.  Esas manos que seguramente reconfortaban a los necesitados en momentos de adversidad.
El soñaba con pasarla a buscar, plantarse un día en la puerta del hospital y esperarla. Y abrazarla para que ella se sintiera mimada después de una noche agotadora de trajín.
Ella se sintió tentada pero no se animaba.  Su cabeza iba a diez mil revoluciones por minuto y culpaba al tiempo, al clima, a las distancias.  Porque no se animaba a culpar al miedo que la paralizaba.
Él sólo esperaba.
Y pudo pasar que se vieran.  Pero ella dijo que no. Dijo que era complicada y que seguramente eso no conduciría a nada.
Y pudo pasar que algún día, tal vez en el hospital, de casualidad, sus miradas se cruzaran.  Y cada uno vibrara al ver al otro. Pudo pasar que miles de mariposas se desplegaran en un desfile monumental por sus estómagos.
Pudo pasar que ella lo tocara, mientras le hablaba. Pudo pasar que él sintiera sus manos tibias y su olor debajo de su uniforme.
Pudo pasar todo eso y lo dejaron pasar.

Dedicado a Lucas y Victoria.

¿Te sentís identificada con lo que leés?o?

El "Hollywood" que nos arruinó la vida....

  • Atonment
  • Before Sunrise
  • Before Sunset
  • Corazones abiertos
  • Cumbres borrascosas
  • Don Juan de Marco
  • Frankie & Johnny
  • Los puentes de Madison
  • Lost in translation
  • Love Actually
  • Metroland
  • Once
  • Pride and prejudice
  • Punch-Drunk Love
  • Sense and sensibility
  • The Notebook
  • Un casamiento inolvidable
  • Une liaison pornographique
  • When Harry met Sally

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